El saludo pascual a la Madre del Resucitado

Con María celebramos la resurrección

(151) En algunos lugares, al final de la Vigilia pascual o después de las II Vísperas del Domingo de Pascua, se realiza un breve ejercicio de piedad: se bendicen flores, que se distribuyen a los fieles como signo de la alegría pascual, y se rinde homenaje a la imagen de la Dolorosa, que a veces se corona, mientras se canta el Regina caeli. Los fieles, que se habían asociado al dolor de la Virgen por la Pasión del Hijo, quieren así alegrarse con ella por el acontecimiento de la Resurrección.

Este ejercicio de piedad, que no se debe mezclar con el acto litúrgico, es conforme a los contenidos del Misterio pascual y constituye una prueba ulterior de cómo la piedad popular percibe la asociación de la Madre a la obra salvadora del Hijo.

Material para el Triduo Pascual

Semana Santa en casa

Queridos agentes de liturgia: ya en la Semana Santa les enviamos este material que desarrolló la Comisión Episcopal de Liturgia para ayudarnos en este tiempo de pandemia y poder celebrar la Semana Santa en familia.

También les adjuntamos la grilla con todas las celebraciones que se transmitirán desde la Catedral de Mar del Plata por los diferentes medios de comunicación.

Les deseamos que en sus iglesias domésticas puedan vivir la Semana Santa con profundidad. Hasta el próximo envío!

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Una cuaresma única

Reflexionar y rezar en días de coronavirus

En estos días en que estamos todos en casa o al menos hemos reducido las actividades sociales; en estos días en que hasta participar de la celebración de la Misa representa un peligro… es bueno poder encontrar un espacio para charlar con el Señor en Tiempo de Cuaresma.

Un tiempo que de por sí invita a incrementar la oración, un tiempo que llama a la abstinencia, representa este año 2020 mucho más aún: el aislamiento en busca del bien común, la renuncia a tantas actividades, la inquietud a veces temerosa por la salud de todos, la preocupación por quienes padecen el virus, y la angustia por quienes han fallecido.

El Señor es nuestro Pastor, nada nos puede faltar. Con Él nos adentramos en este desierto cuaresmal, en este año, reforzado de significados.

Los invitamos a unirnos en oración y reflexión. Aquí algunas propuestas de la web para meditar y orar. Cada uno podrá incorporar las suyas…:

En tiempo de Cuaresma….

…recordamos palabras del Card. Eduardo Pironio

Compartimos la CARTA DE CUARESMA DE PIRONIO PARA EL JUBILEO DE LA MISERICORDIA (1975), donde nos señala los principales elementos de la Cuaresma y cómo vivirla.

¡Qué hermoso poder compartir el recuerdo del Card. Pironio, pastor de nuestra diócesis, que avanza en el camino a los altares!. Siervo de Dios Eduardo Francisco Cardenal Pironio, acompaña a tu Iglesia en el camino sinodal!

Más textos del Card. Pironio y sobre su causa en: http://cardenaleduardopironio.blogspot.com

Miércoles de Ceniza

¿Que significa la ceniza?

cenizasEl próximo 1º de marzo celebraremos el miércoles de ceniza y con esta celebración comenzaremos la Santa Cuaresma.

La palabra ceniza viene del latín “cinis”, es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia.
El miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente, fruto de la cremación de los olivos del año pasado. Se hace como respuesta a la palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio de ayuno cuaresmal y de la marcha de la preparación a la Pascua.
La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros –el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.
Mientras el ministro impone las cenizas dice esas dos expresiones, alternativamente: “Conviértanse y crean en el Evangelio” y “Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás”: un signo y unas palabras que expresan muy bien, por una parte, nuestra caducidad y nuestra conversión, y por otra la aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.
Queridos hermanos que tengan una santa Cuaresma que nos prepare a celebrar el gran misterio de nuestra fe, la Pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Tiempo de Navidad: La figura de san José

Breves catequesis litúrgicas

(218) Dios, en su providente sabiduría, para realizar el plan de la salvación, asignó a José de Nazaret, «hombre justo» (cfr. Mt 1,19), esposo de la Virgen María (cfr. ibid.; Lc 1,27), una misión particularmente importante: introducir legalmente a Jesús en la estirpe de David de la cual, según la promesa (2 Sam 7,5-16; 1 Cro 17,11-14), debía nacer el Mesías Salvador, y hacer de padre y protector para Él.

En virtud de esta misión, san José interviene activamente en los misterios de la infancia del Salvador: recibió de Dios la revelación del origen divino de la maternidad de María (cfr. Mt 1,20-21) y fue testigo privilegiado del nacimiento de Cristo en Belén (cfr. Lc 2,6-7), de la adoración de los pastores (cfr. Lc 2,15-16) y del homenaje de los Magos venidos de Oriente (cfr. Mt 2,11); cumplió con su deber religioso respecto al Niño, al introducirlo mediante la circuncisión en la alianza de Abraham (cfr. Lc 2,21) y al imponerle el nombre de Jesús (cfr. Mt 1,21); según lo prescrito en la Ley, presentó al Niño en el Templo, lo rescató con la ofrenda de los pobres (cfr. Lc 2,22-24; Ex 13,2.12-13) y, lleno de asombro, escuchó el cántico profético de Simeón (cfr. Lc 2,25-33); protegió a la Madre y al Hijo durante la persecución de Herodes, refugiándose en Egipto (cfr. Mt 2,13-23); se dirigía todos los años a Jerusalén con la Madre y el Niño, para la fiesta de Pascua, y sufrió, turbado, la pérdida de Jesús, a sus doce años, en el Templo (cfr. Lc 2,43-50); vivió en la casa de Nazaret, ejerciendo su autoridad paterna sobre Jesús, que le estaba sometido (cfr. Lc 2,51), instruyéndolo en la Ley y en la profesión de carpintero. Sigue leyendo

Tradiciones de Adviento

Breves catequesis litúrgicas

En distintas partes del mundo hay tradiciones asociadas al adviento: aquí conocemos algunas:

Las Procesiones de Adviento

(99) En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la «clara estrella» en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús (las «posadas» de la tradición española y latinoamericana).

Las «Témporas de invierno»

(100) En el hemisferio norte, en el tiempo de Adviento se celebran las «témporas de invierno». Indican el paso de una estación a otra y son un momento de descanso en algunos campos de la actividad humana. La piedad popular está muy atenta al desarrollo del ciclo vital de la naturaleza: mientras se celebran las «témporas de invierno», las semillas se encuentran enterradas, en espera de que la luz y el calor del sol, que precisamente en el solsticio de invierno vuelve a comenzar su ciclo, las haga germinar.

Donde la piedad popular haya establecido expresiones celebrativas del cambio de estación, consérvense y valórense como tiempo de súplica al Señor y de meditación sobre el significado del trabajo humano, que es colaboración con la obra creadora de Dios, realización de la persona, servicio al bien común, actualización del plan de la Redención.

Guión para la Santa Misa e indicaciones

Indicaciones ante fecha coincidente de solemnidad I.C. y Domingo 2º de Adviento

Queridos hermanos agentes de liturgia, compartimos el guión de Nochebuena y las indicaciones para celebrar el próximo domingo la  Solemnidad de la Inmaculada Concepción.

  • Guión para la Misa – Celebración de Navidad – descargar

 

CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA Comisión Episcopal de Liturgia

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2019

Estimado hermano:

El próximo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María cae en día domingo, coincidiendo con el segundo domingo de Adviento. Frente a esta situación que según las Normas Universales sobre el año litúrgico y sobre el Calendario impediría la celebración de la fiesta de la Virgen en ese día, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, teniendo en cuenta el grado de la solemnidad de la Inmaculada y en atención a la tradición de esta fiesta en nuestro país, autorizó en el año 2013 a la Conferencia Episcopal Argentina a dar la oportuna dispensa para que esta solemnidad de la Virgen pueda prevalecer sobre el domingo de Adviento siempre que se presente esta situación. Sigue leyendo

Para comenzar el Adviento

Breves catequesis litúrgicas

(96) El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de esperanza:

  • espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
  • conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos» (Mt 3,2);
  • esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (cfr. Rom 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y «nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es» (1 Jn 3,2)

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Hacia el fin del Tiempo Pascual

La novena de Pentecostés

La Escritura da testimonio de que en los nueve días entre la Ascensión y Pentecostés, los Apóstoles «permanecían unidos y eran asiduos en la oración, junto con algunas mujeres y con María, la Madre de Jesús, y con sus hermanos» (Hech 1,14), en espera de ser «revestidos con el poder de lo alto» (Lc 24,49). De la reflexión orante sobre este acontecimiento salvífico ha nacido el ejercicio de piedad de la novena de Pentecostés, muy difundido en el pueblo cristiano.

En realidad, en el Misal y en la Liturgia de las Horas, sobre todo en las Vísperas, esta «novena» ya está presente: los textos bíblicos y eucológicos se refieren, de diversos modos, a la espera del Paráclito. Por lo tanto, en la medida de lo posible, la novena de Pentecostés debería consistir en la celebración solemne de las Vísperas. Donde esto no sea posible, dispóngase la novena de Pentecostés de tal modo que refleje los temas litúrgicos de los días que van de la Ascensión a la Vigilia de Pentecostés.

En algunos lugares se celebra durante estos días la semana de oración por la unidad de los cristianos.

El «Vía Crucis»

Breves catequesis litúrgicas

131. Entre los ejercicios de piedad con los que los fieles veneran la Pasión del Señor, hay pocos que sean tan estimados como el Vía Crucis. A través de este ejercicio de piedad los fieles recorren, participando con su afecto, el último tramo del camino recorrido por Jesús durante su vida terrena: del Monte de los Olivos, donde en el «huerto llamado Getsemani» (Mc 14,32) el Señor fue «presa de la angustia» (Lc 22,44), hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado entre dos malhechores (cfr. Lc 23,33), al jardín donde fue sepultado en un sepulcro nuevo, excavado en la roca (cfr. Jn 19,40-42).

Un testimonio del amor del pueblo cristiano por este ejercicio de piedad son los innumerables Vía Crucis erigidos en las iglesias, en los santuarios, en los claustros e incluso al aire libre, en el campo, o en la subida a una colina, a la cual las diversas estaciones le confieren una fisonomía sugestiva.

  1. El Vía Crucis es la síntesis de varias devociones surgidas desde la alta Edad Media: la peregrinación a Tierra Santa, durante la cual los fieles visitan devotamente los lugares de la Pasión del Señor; la devoción a las «caídas de Cristo» bajo el peso de la Cruz; la devoción a los «caminos dolorosos de Cristo», que consiste en ir en procesión de una iglesia a otra en memoria de los recorridos de Cristo durante su Pasión; la devoción a las «estaciones de Cristo», esto es, a los momentos en los que Jesús se detiene durante su camino al Calvario, o porque le obligan sus verdugos o porque está agotado por la fatiga, o porque, movido por el amor, trata de entablar un diálogo con los hombres y mujeres que asisten a su Pasión.

En su forma actual, que está ya atestiguada en la primera mitad del siglo XVII, el Vía Crucis, difundido sobre todo por San Leonardo de Porto Mauricio (+1751), ha sido aprobado por la Sede Apostólica, dotado de indulgencias y consta de catorce estaciones.

  1. El Vía Crucis es un camino trazado por el Espíritu Santo, fuego divino que ardía en el pecho de Cristo (cfr. Lc 12,49-50) y lo impulsó hasta el Calvario; es un camino amado por la Iglesia, que ha conservado la memoria viva de las palabras y de los acontecimientos de los último días de su Esposo y Señor.

En el ejercicio de piedad del Vía Crucis confluyen también diversas expresiones características de la espiritualidad cristiana: la comprensión de la vida como camino o peregrinación; como paso, a través del misterio de la Cruz, del exilio terreno a la patria celeste; el deseo de conformarse profundamente con la Pasión de Cristo; las exigencias de la sequela Christi, según la cual el discípulo debe caminar detrás del Maestro, llevando cada día su propia cruz (cfr. Lc 9,23)

Por todo esto el Vía Crucis es un ejercicio de piedad especialmente adecuado al tiempo de Cuaresma.

Tiempo de Cuaresma

Breves catequesis litúrgicas

Con el miércoles de Ceniza hemos comenzado el Tiempo de Cuaresma… veamos la importancia de este tiempo expresada en el Directorio de Piedad Popular:

  1. La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a las «armas de la penitencia cristiana»: la oración, el ayuno y la limosna (cfr. Mt 6,1-6.16-18).

En el ámbito de la piedad popular no se percibe fácilmente el sentido mistérico de la Cuaresma y no se han asimilado algunos de los grandes valores y temas, como la relación entre el «sacramento de los cuarenta días» y los sacramentos de la iniciación cristiana, o el misterio del «éxodo», presente a lo largo de todo el itinerario cuaresmal. Según una constante de la piedad popular, que tiende a centrarse en los misterios de la humanidad de Cristo, en la Cuaresma los fieles concentran su atención en la Pasión y Muerte del Señor.

  1. El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual.

La Epifanía del Señor

Qué nos dice hoy la manifestación ante los Reyes

El domingo pasado celebramos la Fiesta de la Epifanía del Señor, conocida como la fiesta de los Reyes Magos, estos sabios astrólogos de la antigüedad que siguieron la estrella y llegando hasta el Niño recién nacido, se postraron ante él en adoración ofreciendo dones y regalos.

  • ¿Qué  manifestaciones de Dios tenemos en la vida personal de cada uno?
  • ¿Cuántos regalos, cuántas manifestaciones, cuántas estrellas tenemos en el camino?
  • ¿Quién es / quiénes son estrella/s en nuestra vida?
  • ¿Sabemos seguir esta Estrella?
  • ¿Llevamos al Niño a la presencia de todos, sin importar procedencia, creencia, o situación?

En la figura de los reyes, paganos y extranjeros, el Niño se manifestó ante todas las naciones. Que podamos también nosotros ser portadores del mensaje a todos los hermanos sin acepción alguna.